jueves, 30 de junio de 2011

Hola, soy tu corazón.

Estar sentada frente a la pantalla y sentir cómo te bombea el corazón. Intranquila. Nerviosa. Con el pulso acelerado. A ciento dieciséis pulsaciones por minuto. Por su culpa. Por meterse donde no tenía por qué. Por querer estar en medio. Se puso música para relajarse. Música tranquila. Dicen que la música calma a las fieras, y ella se sentía toda una. Las puntas de los dedos de los pies se le helaron. Notaba escalofríos en todo el cuerpo. El pelo se le bufaba y notaba su encrespamiento. Sintió que se ruborizaba su cara. Cuando al fin creyó haberse calmado volvió a notar la bomba. Bum, bum, bum... y con una sonata patética de fondo.