jueves, 21 de agosto de 2014

BOOM

Como si fuera a estallarme el cerebro, o como si empezara a prender y consumirme si me prendieran con una cerilla. Buena comparación o 'símil' respecto a mi estado de ánimo de hoy.

Partiendo de que suelo pensar que hay dos tipos de persona, hoy he dado con aquella con la que en la vida podría tener relación alguna. Esta especie, por decirlo de alguna manera intentando no clasificarlo como persona porque no lo considero así, de hombre, tío, niño chico o simplemente hombre del neandertal que demuestra más por su ignorancia y simplemente su porte que por lo que pudiera tener en la cabeza, que en este caso, serían pajaritos. El tipo de tío casado con el que te cruzas y te planteas cómo existe alguien capaz de soportarlo por más de diez horas. El tipo de subnormal que sin venir a cuento te suelta algún comentario que hace saltar tus alarmas y contestar astutamente, y te mira atónito por la fluidez de tu respuesta. Siempre vienen a darte clases de moral los menos indicados. Hoy la medida de 'la purga' no me hubiera parecido mala idea. Subnormal.

El segundo de mi combustión cerebral de hoy es otro tipo de persona: los que están en las malas pero no en las buenas. Y a esos, ¿cómo se los llama?

lunes, 11 de agosto de 2014

Buzón movistar, el teléfono...

Como ese anuncio de cerveza Cruzcampo, que decía que 'a veces necesitamos un poco de sur para poder ver el norte'.

Cualquiera con dos dedos de frente podría afirmar ahora mismo, en caso de haberlo vivido, que un par de días lejos de todo aquello que conoces y con lo que estás en contacto a diario hacen bien a las mentes pensantes. Desconectar por un periodo breve de tiempo siempre viene bien, sin olvidarse, claro está, de que nos encontramos todos bajo el mismo cielo, y que tarde o temprano, hay que volver a la rutina veraniega en la que a penas se descansa. El caso es que esos días apartados de lo tuyo y relativamente de los tuyos, conservando unos cuantos a tu lado, dan rienda suelta a la creatividad y te aportan la fuerza y las ganas para seguir escribiendo sobre las cosas que has o habéis desmenuzado mentalmente en aquel colchón intex bajo la luz de la luna y las estrellas que pudieran verse. Como tu amiga decía, parecía el trailer de 'bajo la misma estrella'. Este es el punto estrella, nunca mejor dicho, en el que entran en escena las noches filosofando en voz alta, planteando diversas teorías.

Uno: la relatividad. El ser humano se presenta y está convencido de que es alguien grande, y a pesar de que el universo sea enorme e infinito, su ambición no le impide intentar seguir conociendo lo que es mayor que él.  Es tan ambicioso que, no contento con desconocer y ser incapaz de comprender lo que tiene tan cerca, trata de contentarse con lo que nunca podrá llegar a entender. Por esta regla de tres, tal vez el ser humano esté equivocado y no sea tan grande al fin y al cabo. Tal vez sea más pequeño de lo que imagina, y la grandeza no sea más que un escudo protector para no darse cuenta de que no es el centro del mundo y sus problemas en realidad no importan nada.

Dos: el error. No siempre las malas compañías son las mejores. Las coincidencias no existen, y por supuesto, venimos por un camino escrito, bien sea por nuestras decisiones o por una fuerza mayor. Todos nos contradecimos. Hoy estás aquí y mañana podrías no estarlo, y la incertidumbre de no saber lo que va a pasar es quizá el hecho que con más frecuencia abruma a las personas. No sabemos si mañana o dentro de tres años vamos a estar rodeados de las mismas personas con las que ahora nos relacionamos, pero somos felices y nos divierte intentar imaginar el futuro. Quién nos iba a decir que estamos donde estamos hace cinco o un año. Todos aquellos con los que te cruzas van pasando inconscientemente por una purga, al igual que tú mismo, para acabar dejando a un reducido grupo de amistades, que son las que al final importan. La vida siempre hace que te reencuentres en el sitio que menos te lo esperas con la persona que menos te imaginas, y eso puede alegrarte el día. Los cambios vienen de la mano de decisiones que, aunque en el momento puedan ser duras y difíciles, pueden dar un giro al rumbo que habías tomado para embarcarte en un nuevo viaje con una nueva sonrisa.

Tres: quienes te conocen saben lo que necesitas. Intuyen cómo va a ir tu vida, lo que quieres y lo que no, y lo que es más importante, cómo eres feliz. Saben cuándo disfrutas y cuándo estás triste, y cómo sorprenderte. Pueden hablar de temas que te son interesantes, aunque al final acabes siendo tú la que filosofa paridas mentales sobre la enormidad y las explosiones repentinas y la nada absoluta. Quienes te conocen y quienes conocen el mundo son los que siempre van a darte los mejores consejos. Citaré con brevedad una frase de alguien que sabe más por viejo que por diablo: ' No te fíes ni un pelo de alguien que se alaba a sí mismo. Los que se alaban son los peores.'

Hoy puedo decir que me he reencontrado a mí misma, y que ese reencuentro y paz interior siempre viene dado por algo que no podía hacer desde hace tiempo: leer sin voces interiores en la cabeza. Sumida en mí misma, escribo metafóricamente desde un hotel de lujo con dos camas vacías.

viernes, 8 de agosto de 2014

Eutanasia emocional

Una vez le dijeron que nunca escribiera lo que le gustaría escribir, sino lo que sentía. Pero por esa regla de tres si no se siente nada, no se puede escribir. Seguía atrapada en ese día. No había más días. 950 y no había pasado ni uno. Nadie se daba cuenta. Mejor.

La vida es una mierda y luego te mueres. Filosofía barata.

martes, 5 de agosto de 2014

OP

Un cuerpo, un cuerpo solo, sólo un cuerpo,
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello, unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena...
Tibia mujer de somnolientos ríos,
mi pabellón de pájaros y peces,
mi paloma de tierra,
mi leche endurecida,
mi pan, mi sal, mi muerte,
mi almohada de sangre:
en un amor más vasto te sepulto.