jueves, 9 de mayo de 2019

Como un gato

Llegaste a mi vida como un gato.
Sin esperarlo,
sigilosamente.

Maullaste en mi puerta,
rascaste con las patas
la madera
hasta que abrí.

Y te puse de comer,
te adueñaste de mi cama,
de mi sofá,
de mis muebles,
mis toallas,
mi cocina,
mientras contenta
te acariciaba el pelo
disfrutando del tacto
de mis dedos en tu lomo,
en tu cabeza,
en tu espalda.

Hasta que un día
no volviste a aparecer.
Ya no había gato
rascando la alfombra,
dejando pelos en las mantas,
calentando las noches frías,
haciéndome sudar
pero también sonreír.
Ya no se escuchaban
maullidos, risas,
no te veía desperezarte.
Abrir los ojos y acercarte a mi boca.

Y es que te fuiste
exactamente
como un gato:
tal y como llegaste.