viernes, 25 de marzo de 2016

El sueño.

Un cabello rubio en tu pecho,
y el negro azabache, entre mis dedos.
El cráneo en la rodilla
y las horas de sueño que te debo.

Los susurros, los abrazos,
las preguntas que pululan por el aire.
El humo que sale de tu boca
y el olor a dulce y cuero.

Los ojos hambrientos en busca de
una mente hecha a medida.
Las manos cálidas que aprovechan el menor descuido
para rozar el tacto frío. El silencio que grita.

Nos miramos. Es nuestro momento de retiro.
La desconexión del mundo que nos devora.
Tú y yo, perdidos para encontrarnos.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Fuente de energía

Frenas en seco. La vida te devuelve eso que parecía haberte arrebatado, con la crueldad que sólo conoce el que arranca de los brazos maternos al bebé recién nacido. Vuelve la inspiración, la curiosidad, las ganas de emprender el nuevo cíclico viaje en el que sueles sumergirte. Respiras con la profundidad que merece la situación, y suspiras, satisfecha de darte cuenta de que siempre es mejor soltarlo, dejar que fluya. Y cuando quieres que fluya, te bloqueas. Se te hielan los dedos y el corazón decide no bombear suficiente sangre. Se te encienden las mejillas, te arde el pecho y decides barajar la opción de volver a la cama.
¿Cuál es la fuente de inspiración? Las tres vueltas de llave de todas las noches, el hueco vacío de la cama contigua, el sonido de las manecillas del reloj de la cocina, la comodidad, la soledad. El todo y la nada.

Poco importa ya.