martes, 3 de junio de 2014

Así son. JAG

Su profesión se sabe es muy antigua, y ha perdurado hasta ahora sin variar, a través de los siglos y las civilizaciones. No conocen vergüenza ni reposo, se empeñan en su oficio a pesar de las críticas, unas veces cantando, otras sufriendo el odio y la persecución, mas casi siempre bajo tolerancia.

Platón no les dio sitio en su República.

Creen en el amor a pesar de sus muchas corrupciones y vicios. Suelen mitificar bastante la niñez y poseen medallones o retratos que miran en silencio cuando se ponen tristes. Ah, curiosas personas que en ocasones yacen en lechos lujosísimos y enormes, pero que no desdeñan revolcarse en los sucios jergones de la concupiscencia sólo por un capricho.

Le piden a la vida más de lo que ésta ofrece.

Difícilmente llegan a reunir dinero, la previsión no es su característica y se van marchitando poco a poco, de un modo algo ridículo, si antes no les dan muerte por quién sabe qué cosas.
Así son pues, los poetas, las viejas prostitutas de la Historia.