jueves, 19 de septiembre de 2013

Contando gotas de suero.

Por lo visto todo iba perfectamente:
nadie sabía nada, nadie preguntaba,
nadie.

Podía estar en el hospital ingresada
contando las gotas de suero que caían.
Nadie se enteraría.

Tarareando una triste balada o quizá
una sinfonía, como siempre "dolce".
Nadie comentaría, todo quedaría en familia.

Nadie iba a leer.
Nadie preguntaría la hora,
sumida en la nada más absoluta.