jueves, 15 de septiembre de 2011

Hay ascensores prohibidos, pecados compartidos.

Quiero que no dejes de estrujarme sin que yo te diga nada, y que tus llemas sean legañas enganchadas en mis vértices. Me disfrazo de ti. Te disfrazas de mí. Jugamos a ser humanos en esta habitación gris. Muerdo el agua por ti. Te deslizas por mi. Jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir. Tengo sed y estoy tragando. Y las palabras se me apartan, me vacían las entrañas. Finjo que no sé, que no has sabido, finjo que no me gusta estar contigo. Y al perderme entre mis dedos te recuerdo sin esfuerzo.